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Fernández Cuesta, Carlos. “Metrorrebelión”. Diario TalCual. Caracas-Venezuela. Miércoles 24 de noviembre de 2010: p.21
Fernández Cuesta, Carlos. “Metrorrebelión”. Diario TalCual. Caracas-Venezuela. Miércoles 24 de noviembre de 2010: p.21
He aquí una recopilación de algunos de los más valiosos aprendizajes adquiridos -o bien reforzados- durante mi estadía en la maravillosa realidad:
· A quien obra bien, le va bien; más tarde o más temprano. De igual modo y a la inversa, a quien obra mal, más tarde o más temprano, le termina yendo mal. Una variante de este decir popular se halla en las palabras de mí estimado Shakespeare: “Las malas acciones, aunque toda la tierra las oculte, se descubren al final de la vista humana”. O también en la letra de una canción que disfruto mucho: “Cada uno da lo que recibe, luego recibe lo que da. Nada es más simple, no hay otra norma, nada se pierde, todo se transforma”.
· Otro hecho notoriamente comprobado en relación con el, a veces incierto, nacimiento del mal en aquellas personas que siempre habían mostrado una conducta intachable, lo hallé en palabras de Arthur Conan Doyle, en su célebre personaje Sherlock Holmes: “Hay árboles, Watson, que, hasta cierta altura, crecen normalmente, y, de repente, comienzan a desarrollar las más extravagantes formas. Lo mismo puede verse a menudo entre los seres humanos”.
Tan cierto como lamentable eh?!
· Debemos ser actores de nuestra propia vida. Estando allí me tocó lidiar con personas de carácter muy diferente. Los encontré:
- del tipo ofensivo: de las que solo se alimentan del mero gusto por humillar y vejar a los demás;
- las de carácter mediocre: aquellas que al no poder hacer lo que quieren, tampoco quieren lo que hacen, y los resultados en estos casos son siempre tan evidentes, pues a leguas se nota cuando un trabajo está hecho con amor o por el contrario, cuando no;
- y las de carácter lisonjero: aquellas que tienen tan poco amor propio que buscan desesperadamente la aprobación y el consentimiento de los demás para todo cuanto hacen, lo cual denota, además, una terrible debilidad de espíritu.
Por otro lado (aunque lamentablemente no son de los que más abundan) las hay también:
- de carácter humilde: pues entienden que la inteligencia sin humildad no sirve absolutamente para nada;
- las de carácter afable: aquellas que comprenden y ponen en práctica el poder que reside en una sonrisa, en un sencillo gesto amable;
- y las de carácter coherente: aquellas que son congruentes con lo que piensan, dicen y hacen, porque denotan transparencia y autenticidad en todo su ser.
Pero independientemente de a quienes nos crucemos en nuestro camino, repito con vehemencia: Debemos ser actores de nuestra propia vida. En palabras de P. Coelho: "La auténtica persona humana es un ACTOR de su propia vida, no un re-actor ante lo que hacen o le dicen los demás. Actúa por sus propias condiciones, no por reacción a como actúan con él los demás.”
· La paciencia y la prudencia son dos virtudes que hay que aprender a cultivar, pero con urgencia!. La primera entendida no como una quietud del alma, de aquél que espera a que todo pase y nada le salpique. No. Todo lo contrario. La paciencia como acción, por contradictorio que parezca, pues para conseguir los resultados deseados en cualquier empresa que uno emprenda, deberá trabajar arduamente, luego, en ese trayecto irá cosechando ciertas siembras. La sabiduría radica entonces en la espera (pero a medida que se trabaja), en la espera del momento idóneo en que la cosecha brindará sus preciados frutos.
La segunda, del latín: recta ratio agibilium o justo criterio de conducta, supone conocer, reflexionar y juzgar antes de decidir. Una persona prudente es aquella que se informa, desde criterios rectos y verdaderos, de lo que hay que hacer; pondera antes de tomar una decisión, las consecuencias favorables y desfavorables para ella y los demás, y por último, actúa o deja de actuar, según lo decidido. En resumen, significa gozar de un espíritu reflexivo, de educación, respeto y amor por los demás.
Bien, pues ahí les dejo algunos de los aprendizajes más significativos que me llevo, o que refuerzo, durante toda mi estadía en aquel recinto -a modo de cámara oscura- que a bien tuvo en enseñarme tanto.
“Pues yo creo que la gratitud es una de las cualidades más grandes que debemos tener todos los humanos, ¿verdad?. De modo que entonces no me resta otra cosa más que decir sino: ¡MUCHAS GRACIAS!
“Nadie te recordará por tus pensamientos secretos”
Gabriel García Márquez
ANDREA VILLAMIZAR
... Es distinto esto a lo que imaginé.
Vivimos en un círculo vicioso en el cual siempre nos dicen que hacer, somos el títere de alguien más, no hablo de política sino de todo lo que nos rodea. Quiero morir en mar de pensamientos, de mis pensamientos, aunque una segunda opinión, no está mal, en donde pueda ser libre, libre de ustedes, de la vida vacía, en donde siempre se sigue un patrón, uno de conducta, así como en la milicia.
Quiero ser quien quiera ser, dejando en serio y de una vez por todas tu absurda opinión la cual respetaré, pero no compartiré; en donde pueda ver hacia el horizonte, mi horizonte, lleno de vida y no de ese corrupto pensamiento que sólo me lleva al inicio del inicio, y al final del final.
Esto es un poco confuso, aunque para mí es claro, transparente… transparente como el agua del río que no es virgen, transparente como el agua del mar.
Deja ser libre tu pensamiento , pues tu cuerpo siempre estará preso; tras motivos que solo aumentarán tu inestable seguridad. Perdiéndola, tal cual vives, sin argumentos...
Vida es lo que llena la vida, la mía, la que está ahí, sin raciocinio alguno, sin ser. Pero llena de bienestar, el sentimiento es lo que llena este símbolo de vida, que vive conmigo aun así, seguiré estando allí al culto del ocaso y la espera de la savia...
Lo utópico me alimenta a seguir con esta absurda realidad. Seguiré en contra del pensamiento vacío de esta sociedad. Aunque tenga que vivir en ésta, mi pensamiento seguirá igual, solo espero el momento del discernimiento final o el inicio de lo que se debe valorar."
No aguardo réplica alguna porque sé que no está.
"Creemos ser dignos del bienestar, pero cuando se trata de desdicha volteamos hacia atrás"
Daniel Alvarez Rojas.
¿De qué tamaño era el mundo para el hombre del Neolítico? ¿O para un habitante de Sumer, o de
El del hombre de Sumer era más grande tanto geográfica como intelectualmente. Conocían
El hombre del Neolítico, seguramente, tenía por necesidad un vocabulario del tamaño de su mundo. Nosotros los contemporáneos del alba del Tercer Milenio de
Los filósofos del lenguaje nos han enseñado a distinguir entre lengua y realidad, entre lenguaje y mundo. Lo que ha crecido, en verdad, no es el mundo, sino el conocimiento del mundo por el hombre. Ese conocimiento no tiene otra manera de expresarse y comunicarse que por medio de palabras, de pobres, limitadas y aproximadas expresiones orales que corresponden imperfectamente a la cosa que pretendemos nombrar. Con razón han podido decir algunos de estos grandes pensadores que el lenguaje no es sino un conjunto de expresiones significantes con una relación siempre limitada y siempre deficiente con lo que se pretende significar, o que el significante y el significado no son exactamente lo mismo.
Con toda razón ha podido decir uno de los más influyentes filósofos contemporáneos que “las fronteras de mi lenguaje significan las fronteras de mi mundo”, que es lo mismo que afirmar que el tamaño del mundo para cada hombre es el de su vocabulario.
El descomunal crecimiento del vocabulario, del conocimiento y la velocidad de su expansión y complicación lo hacen literalmente inabarcable. Los mejores diccionarios de las grandes lenguas modernas no pasan de 500 mil palabras. No hay ningún ser humano que las pueda conocer todas y usarlas adecuadamente. Y aun cuando llegara a semejante hazaña de la retentiva se encontraría que los nombres han continuado aumentando sin detenerse y que su difícil empeño no podrá, por lo tanto, completarse nunca. Los lexicógrafos de Estados Unidos han estimado que la sola actividad de
Frente a la inmensidad creciente del mundo del conocimiento, que con todo ello está muy lejos de alcanzar la dimensión completa del mundo real en toda su inagotable variedad y cambio continuo, es desproporcionadamente pequeña la cantidad de comprensión y de expresión de los seres humanos. La mayor fuerza limitante con la que tropiezan es la del tamaño reducido e inadecuado de su propio vocabulario.
Una gran parte de los habitantes del planeta emplea un vocabulario no mayor de 500 palabras. Todo lo que ignoran lo arropan con borrosas alusiones, comodines, o simple perplejidad. Su percepción del tamaño del mundo no puede ir más allá de su vocabulario, en verdad, su mundo no puede ir más allá de lo que logran expresar esas 500 voces. Todo lo que sobrepasa esa medida está fuera de la posibilidad de su conocimiento, casi como si no existiera. Los medios de comunicación masivos de nuestros días lanzan continuamente un torrente incontenible de información que escapa a la comprensión de la mayoría de quienes lo reciben. Están condenados a darse cuenta de que existe exteriormente un mundo en el que no pueden penetrar, ni siquiera conocer, porque carecen del instrumento lingüístico mínimo para poderlo intentar.
Nunca fue más trágica que hoy esa desproporción, porque jamás antes hubo una multiplicación semejante en la extensión múltiple de los conocimientos y en su continua y creciente tendencia a expandirse.
Esto plantea un inmenso problema a la educación de hoy. Ya no hay posibilidad de encerrarse en un mundo limitado y suficiente como fue el caso de los campesinos hasta hace poco tiempo, los medios de comunicación que no dejan fuera de su alcance, prácticamente, a ningún habitante de ciudad, llevan a los millones de televidentes, radioescuchas y lectores de prensa la noticia de todos los progresos científicos y tecnológicos, que el vocabulario de los más de ellos no les permite asimilar. Están condenados a no poder conocer.
El primer e insustituible paso, para disminuir en lo posible esa incomunicación y esa amenazante brecha que tiene consecuencias tan graves de todo género, consiste en el estudio continuo y permanente del lenguaje. Una enseñanza eficaz y creciente del lenguaje, de su uso, de su enriquecimiento sin tregua, debería ser el primer y más importante objeto de la educación.
Todo lo demás depende de esto, sencillamente, porque no se puede avanzar en el conocimiento si no se dispone de las palabras necesarias para expresarlo y adquirirlo. No aprendizaje inerte de reglas de gramática sino de lenguaje vivo, hablado y escrito, que con cada palabra nueva aumente el tamaño del mundo para cada hombre.
FUENTE: Uslar Pietri, A. (1986, septiembre 21) El tamaño del mundo. El Nacional. P. A-4.
Al que trato de amor, hallo diamante,
y soy diamante al que de amor me trata;
triunfante quiero ver al que me mata,
y mato al que me quiere ver triunfante.
Si a éste pago, padece mi deseo;
si ruego a aquél, mi pundonor enojo:
de entrambos modos infeliz me veo.
Pero yo, por mejor partido, escojo
de quien no quiero, ser violento empleo,
que, de quien no me quiere, vil despojo.