"Si alguien ama a una flor de la que sólo existe más que un ejemplar entre los millones y millones de estrellas,
es bastante para que sea feliz cuando mira a las estrellas"
. Puede decir satisfecho: "Mi flor está allí, en alguna parte…"
(
Antoine de Saint-Exupéry)

domingo, 14 de diciembre de 2008

Si No Cambias, Te Extingues

En nuestra actual sociedad venezolana, así como en la comunidad de muchos otros países, se está haciendo necesaria la revisión y el replanteamiento de las finalidades o metas de la educación. Tal como apunta Gonzáles Lucini, debemos trabajar por una “educación que se forje en el conocimiento analítico y reflexivo de la realidad, que implique el despertar de la sensibilidad, el desarrollo de las capacidades críticas y el estallido de la imaginación creadora. Una educación que impulse al compromiso y a la acción”.
De esta manera intentemos comprender lo extenso de la palabra Educación, que va más allá de una simple distribución y reproducción de saberes; que debe estar orientada más bien a una construcción de conocimientos donde no sólo el docente intervenga, es decir, se hace imprescindible la participación de docentes-alumnos-familia-sociedad, cada uno con un rol bien definido, pero en constante interacción con los demás.

El conocimiento es mucho más que un producto ya dado, es y debe constituir un factor de autorrealización desde el ser persona. No se puede desligar la formación moral ni la formación de la personalidad del individuo de los meros conocimientos académicos, esto es preciso entenderlo y aplicarlo, puesto que esa exuberante cantidad de conocimiento ha de ser impartida por personas, a otras personas. Este detalle que parece tan obvio, es a su vez, la clave de la educación. No se trabaja con máquinas de aprendizaje, sino con seres humanos; en este sentido resulta absurdo pretender educar con “paquetes de conocimiento previamente establecidos” y punto, sin ninguna relación con lo moral, lo personal o el pleno desarrollo social.
Debemos trabajar para lograr unir estos dos extremos de la educación, porque ambos deben y pueden ser impartidos al mismo tiempo; la formación académica conjunto a la formación moral, de hecho esto constituye en sí una de las finalidades de la educación, entendida como la formación integral: “formar no sólo el núcleo básico del desarrollo cognitivo, sino también el núcleo básico de la personalidad” (Lucini, 2001).

La educación debe apostar, además, por el desarrollo de la identidad personal, basado en lo que Lucini llama un individualismo positivo, esto es, el ejercicio responsable de la libertad. Libertad para construir cada uno de nosotros nuestro proyecto de vida, pero siempre bajo nuestra responsabilidad; lo que me recuerda unas palabras de Paulo Coelho: “Libertad no es ausencia de compromisos, sino la capacidad de escoger –comprometerme- con lo que es mejor para mi”. Es pues este uno de los objetivos finales de la educación: “educación en y para la democracia”, que moldee ciudadanos responsables y autónomos, capaces de participar, construir y transformar la sociedad en una mucho más democrática.

Hasta ahora he tratado puntos bastante específicos en torno al tema educativo, pero en base a ellos surge una gran pregunta, ¿qué tan factible sería aplicar cada uno de ellos al proceso de formación de los alumnos? Pues creo que esto será posible cuando todos los involucrados en el proceso de enseñanza-aprendizaje, desechemos la visión de modelo conceptualista. Tal y como señala Gonzáles Lucini: “debe haber un cambio radical respecto a la función y a la identidad de los educadores”. Debe verse la figura del docente como un verdadero “educador” más que como un simple proveedor de conocimientos.
Este cambio no sólo es necesario, pienso es urgente; como apunta Spencer Johnson: “si no cambias te extingues”, y si nuestra sociedad no toma conciencia sobre el cambio que amerita la educación, poco a poco quedaremos relegados como ente social, pues careceremos de verdaderas estructuras sólidas que nos constituyan como personas integrales, no sólo desde el conocimiento sino desde la acción humana.
-.Andrea Villamizar.-


Fuentes a las que se hace referencia en el texto:
  • Fernando Gonzáles Lucini. La Educación Como Tarea Humanizadora. De la teoría pedagógica a la práctica educativa. Grupo Anaya, S.A. Madrid-España. 2001
  • Paulo Coelho. El Zahir. Editorial Planeta. España. 2005
  • Spencer Johnson. ¿Quién se ha llevado mi queso?. Ediciones Urano. España. 2000