"Si alguien ama a una flor de la que sólo existe más que un ejemplar entre los millones y millones de estrellas,
es bastante para que sea feliz cuando mira a las estrellas"
. Puede decir satisfecho: "Mi flor está allí, en alguna parte…"
(
Antoine de Saint-Exupéry)

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Adioses

Despedirse del mar es demasiado
decirle adiós al cielo ya es muy fácil
siempre hay ciertos adioses que hacen fila
esperando el llamado de la mano
la única que sabe despedirse
como lo saben todos los pañuelos

adiós al frío al hambre a la codicia
adiós a Dios patrono de las guerras
adiós a los amores sin historia
bienvenido el amor casi perpetuo
analfabeto en cada despedida

adiós adiós adiós adiós estamos
siempre diciendo adiós a alguien
nadie puede vivir sin sus adioses
y se obliga a cargar con ese fardo

adiós al sueño de los invencibles
al deseo que vibra en otros muslos
al faro que por fin está apagado
como una linterna de bolsillo

adiós a los campeones jubilados
a las llaves sagradas que se pierden
a los silencios de los vertederos
y a los escandalitos de la infancia
lo cierto es que de veras bien de veras
sólo existe un adiós definitivo
pero esa mole quieta y sin remedio
no es adiós a la vida / es sólo un chau.

Y yo quisiera despedirme con estos versos, recordar la imagen del poeta sencillo, libre, rebelde, soberano, auténtico y soberbio:

La palabra es tu rostro
el verbo tu sonrisa
la justicia tu corazón
el exilio tus venas
y la vida, la vida
la voz que emana de tus versos.

Mario Benedetti.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Ella es:



(Para Yesika Andreína)


Ella es mi máximo querer.

Por ella y solo a ella le daría mi vida entera.


Ella ilumina. Ilumina porque es hermosa. Es hermosa por fuera, tanto más, por dentro.


Ella es tan fuerte que en incontables ocasiones me he apoyado en su vera. Sin embargo, y de improvisto, se me torna el ser más frágil y delicado, y entonces la cuido y la elevo, pues ella suele ser siempre de alto vuelo.


Ella tiene un alma libre, tan libre que a veces, siento que la pierdo. Y lloro. Y lamento no ser como ella. Y es que la quiero tanto, la quiero siempre a mi lado…

Admiro su maravillosa espontaneidad, su frescura y autenticidad. Pocas personas como ella, oh sí, muy pero que muy pocas.


Y es que ella es mi más preciado tesoro, a veces demasiado magnánima para mi gusto, otras un tanto cruel más bien. ¿Un ser bipolar?... No lo creo. De todas formas se me antoja exquisita por ser como es:

arriesgada,

sensible,

amable,

sencilla,

afable,

sincera,

amiga,

compañera y,

lo más importante:

mi hermana pequeña.

Andrea Villamizar

sábado, 22 de agosto de 2009

El Secreto del Alma


El Secreto del Alma


Era una noche húmeda, pues gotitas de lluvia caían y el viento arreciaba de manera tibia. De repente el silencio falleció y un viejo búho habló:

-¡Despierten, hoy es el día!

La luz de la luna iluminaba tenue, sublime… las aves que en los ramales del viejo sauce dormían, despertaron de repente como si fuera fantasía. Y hasta el ruiseñor que no podía cantar porque su corazón esfuerzo grande no permitía, despertó de su apatía.

Una estrella le murmuró a otra:

- Hoy es el día, ¿qué le podemos regalar?

- ¿Qué tal un pastel?, a todos les gustan y dicen que saben muy bien –respondió un marchitado clavel.

- No seas tonto, a nadie le gustan esas cosas –dijo una de las estrellas – De parte de nosotras le regalamos polvo estelar para que su destino brille sin parar.

Al búho que sólo sabía ulular, no le pareció que a Andrea le fuera a gustar, y pensaba: qué le podía regalar.

El marchitado clavel lloraba porque de su belleza para regalar no quedaba nada.

-¡Vaya, mira a esa rosa!. Aún es un capullo, pero sin lugar a dudas es hermosa – dijo el ruiseñor con emoción.

Todos empezaron a admirarla por su belleza, pero nadie veía lo que en realidad ésta era.

Al unísono todos exclamaron: ¡ella sería muy bello regalo!

El ruiseñor se propuso convencer a la rosa y de su pico brotaban bellas notas.

La rosa nunca pronunció palabras y, sin embargo, no tardaron en juzgarla. Mientras tanto el ruiseñor observaba y le cantaba palabras, para ver si ésta hablaba, pero la rosa altiva sólo miraba. Cantaba y cantaba, pero la rosa lo ignoraba, cuando ya casi se daba por vencido vio que ocurrió algo inesperado, casi un milagro: la rosa empezó a florecer y el ruiseñor se alegró mucho cuando esto pudo ver.

Ambos se hicieron grandes amigos. Ella le preguntó qué opinión tenía sobre las armas, él contestó que mejor eran las palabras.

Él le preguntó acerca de a violencia y el matar, y ella le contestó que todo existe por falta de paciencia, porque la paciencia es una virtud que hay que cultivar.

Ella preguntó acerca de si le gustaba la poesía, él contestó: “me encanta, es alegría; entra por una mirada o por los oídos, pero sólo si de verdad sabes escucharla, presta atención a sus rimas y descubrirás cuál es el secreto del alma.”

- Estás hermosa cómo el sol al amanecer, y creo que para Andrea no habrá mejor regalo para ver. Ella de seguro te sabrá apreciar y en un florero de gran belleza te cuidará, y aún cuando mueras, tus pétalos guardará, para así este mágico momento recordar.

Ella volvió a preguntar: - ¿Qué es el secreto del alma?

- El secreto del alma es la amistad. Por eso te voy a dedicar una canción que te llene de felicidad.

El ruiseñor cantaba con intensidad y la rosa que era altiva se llenaba de bondad.

- ¡Vaya que es hermosa tú canción! –le dijo la rosa–, pero el ruiseñor no contestó.


20/08/09

Goscar Rojas

martes, 11 de agosto de 2009

Virtud digna de cultivar...


La Paciencia
(Para Goscar Rojas)

Que la paciencia es una virtud digna de cultivar, eso ya me lo ha escuchado decir (y repetir) en incontables ocasiones. Pero he aquí el verdadero trasfondo de dicha frase, la cual tiene su génesis en el preciso momento en que caigo en cuenta de que “la vida es muy corta, o tal vez, demasiado larga para que yo pueda permitirme el lujo de vivirla tan mal”.

De modo que en vez de enojarme, procuro reflexionar al respecto;
En vez de esperar por algo (o alguien) eternamente, procuro entrar en acción;
En vez de achicopalarme por algún suceso, procuro disfrutar y, sobre todo, aprender de ello.
De todas formas, la marea siempre sube, pero inevitablemente volverá a bajar!

Así que amigo, Carpe Diem! For ever!

“Quien tiene paciencia puede tener todo lo que desea”
Benjamín Franklin

Andrea Villamizar

sábado, 16 de mayo de 2009

- Manifiesto de Admiración -


El amor nace de la admiración


Admiro a la gente que se entrega, cuyo actuar siempre denota pasión y confianza en ellos mismos. A la gente libre, sin ataduras, noble y sencilla, pero fuerte. A la gente constante y luchadora que no deja para mañana lo que quiere hacer hoy. Gente fiel y honesta a sus principios.


Admiro a quien se hace responsable de cada uno de sus actos, de las decisiones que toma (o deja de tomar); a quien no elude sus compromisos porque su palabra es cuestión de honor; a quien vive en el presente y valora la importancia de cada detalle y, por lo tanto, es consistente, seguro y feliz.


Admiro en sumo grado a quien es congruente con aquello que piensa y aquello que dice y hace, porque denota transparencia y autenticidad en todo su ser. A la gente que valora la importancia de la crítica como fenómeno de comprensión de la realidad, pues entiende que un individuo acrítico es un sujeto fácilmente manipulable por los demás.


Admiro a la gente que ama lo que hace porque solo así se llevan a cabo los más bellos proyectos, y siempre terminan por dejar huellas indelebles. A los amantes de la lectura y la música, dos bellas artes que moldean mentes inteligentes y corazones excepcionales.


Admiro a las personas que se plantean retos (y los superan) y que no descansan hasta alcanzar su sueño, a todas aquellas manos que trabajan por la justicia, a quienes no dan excusas sino resultados.



Así como admiro cada una de estas cualidades en las personas que me rodean, así mismo trato de cultivarlas en mi ser, pues siento por todas ellas una consideración especial.

Todas aquellas personas a las que admiro, las más bellas que conozco y los seres que más amo en esta vida, poseen al menos una –sino varias- de dichas cualidades. ¡Qué mejor referente que ustedes!. Y como dijo el gran científico aquél: "If I have seen a little further it's by standing on the shoulders of Giants".



***Gracias***
(qué palabra tan mágica verdad?!)


"La gratitud en silencio no sirve a nadie" (G.B. Stern)


Andrea Villamizar

lunes, 11 de mayo de 2009

Autoridad en Educación

A los romanos les debemos muchas cosas: el derecho y parte de la organización política son algunas de ellas. En esta época está muy en boga lo que los romanos llamaban “virtudes”. Ellos distinguían entre dos tipos: las personales, que cada uno debía cumplir en privado y en público, y las públicas, aquellas que se esperaba de la sociedad como tal. (Santo, 2006)
Vamos a enfocarnos en una virtud personal en particular, cuyo concepto en la actualidad aparece distorsionado, lamentablemente, al punto que incluso se podría llegar a pensar que se ha perdido: hablamos de la autoridad, del latín, auctorĭtas o auctoritas.

Auctoritas, señala Santo (2006), es la cualidad por la cual una persona se hacía merecedora del respecto de los que la rodeaban a través de la experiencia, y la realización plena y completa durante mucho tiempo de otras virtudes: la Pietas, y la Industria.
- Pietas era el respeto por los valores sociales de la república, y por la cultura; estos dos incluían el respeto por los antepasados, así como también por todos aquellos los que te rodean.
- Industria era la capacidad de trabajar duro durante toda la vida para obtener tus objetivos.

Por lo tanto, para tener auctoritas, un romano debía labrarse una historia personal de trabajo, esfuerzo, experiencia y respeto por una serie de valores, así como respeto por las personas. Podías tener poder -potestas- o incluso poder absoluto -imperium-, pero el hecho de tener potestas en ningún momento aseguraba ni un ápice de auctoritas. (Santo, 2006).

Hoy en día se habla con frecuencia de una crisis de autoridad, y es que basta con un somero examen de lo que ocurre en nuestras instituciones educativas para poner de manifiesto que todas, en mayor o en menor grado, padecen las vicisitudes de este mal. La familia no es una excepción en este aspecto; comenta Zumaquero (s,f), y por ello —entre otros síntomas— se presenta con alguna asiduidad cierta falta de firmeza en el comportamiento de los padres al educar a sus hijos.

La autoridad se ha de ejercer en función de unos fines que se consideran dignos de ser alcanzados como consecuencia de la aplicación de unos principios previamente consensuados; si estos principios no existen o su valoración relativa es indiferente no es útil la autoridad y es cuando deviene entonces la gran crisis.

En cuanto a las relaciones de autoridad, como bien señalan Saavedra y col. (s,f.), se tiene que frente a la educación que reciben los niños, niñas y jóvenes en su familia y en la Escuela se debe considerar que para reconocer la autoridad no se debe perder de vista ciertos referentes de afecto, el desarrollo integral de los educandos, los límites, el respeto a los demás, las competencias para aprender a vivir y su propio futuro. Y es que la autoridad no está hecha; es una sabiduría que se construye en conjunción con desarrollos morales, intelectuales y afectivos mediante un proceso de reflexión y de crítica que permite revisar lo que somos, lo que dejamos de ser y hacer, evaluar las consecuencias de nuestras acciones sobre nosotros y sobre los demás teniendo en cuenta sus derechos y lo que busca un colectivo.

Lo que llamamos Educación -término que tienen una resonancia direccional, de arriba hacia abajo, por la tradición de poder que lo abona- es en realidad un proceso constructivo consecuente con la interacción del sujeto con el ámbito -social y ecológico- de su acervo (Esté, 2007)
Partiendo de esta definición de Educación, vemos que entran en juego ciertas relaciones de poder, en ellas se plantea que, generalmente, aquel que debe ejercer el papel de la autoridad se encuentra en un escalafón un tanto más elevado; esto a su vez implica relaciones con los otros de sumisión y acatamiento de órdenes.
Esta forma de ser, la podemos reconocer en las experiencias de los individuos en sus familias, en la Escuela y en la sociedad en general, pues estamos acostumbrados a que otros nos digan qué hacer, cómo proceder, cuáles son nuestras responsabilidades, que nos impongan normas para “convivir”, etc. (Saavedra y col. s,f.)
A este respecto resulta imperioso pues motivar la interacción constructiva así como lograr el desarrollo de una continuidad cultural. (Esté, 2007). Esto es, la necesidad comunicativa inherente a la condición social constitutiva del ser humano, donde no se ignore al educando como sujeto cultural; como fuente de aportes valiosos para su propio proceso de formación.

La educación debe apostar siempre en sentido bidireccional, de absoluta reciprocidad, pues es así como lograría enriquecerse cada vez más, es así como todos saldrían ganando. Recordemos las palabras del Prof. Esclarín: “Para saberse ‘educador’ uno ha de reconocerse como ‘educando’ toda la vida”.

“El hecho de que puedas dar órdenes no significa que alguien las vaya a obedecer. La gente hace algo bien si de buena fe cree en ello, y en el que lo propone.”
•David Santo Orcero•

·Andrea Villamizar·


Fuentes a las que se hace referencia en el texto:

Esté, A. (2007). El aula punitiva. Venezuela: Aula XXI, Santillana.

Pérez, A. (1997). Más y Mejor Educación para Todos. Caracas: San Pablo.

Santo, D. (2006). La auctoritas y la gestión de equipos. España. [Texto en línea]. Disponible: http://www.orcero.org/irbis/blog/la-auctoritas-y-la-gestion-de-equipos/ [Consulta: 2009, mayo 3]

Saavedra, S.; Romero, C.; Calderon, S.; Amarillo, R.; Acosta, M.; Cárdenas, O.; Becerra, J.; Granados, F.; Pedreros, R.; Beherentz, C.; Cardona, A.; Benitez, M.; Daza, E. y Luna, R. (s,f) Autoridad y Educación en la escuela. Corporación Escuela Pedagógica Experimental. Bogotá, Colombia. [Documento en línea] Disponible: http://ensino.univates.br/~4iberoamericano/trabalhos/trabalho223.pdf [Consulta: 2009, mayo 3]

Zumaquero, J. (s,f). Familia, Educación y Autoridad. Universidad de Navarra. España. [Documento en línea] Disponible: http://dspace.unav.es/dspace/bitstream/10171/3605/1/simposioteologia2zumaquero.pdf [Consulta: 2009, mayo 3]

domingo, 3 de mayo de 2009

Poema


Poema

Te amo por ceja, por cabello, te debato en corredores
blanquísimos donde se juegan las fuentes de la luz,
te discuto a cada nombre, te arranco con delicadeza de cicatriz,
voy poniéndote en el pelo cenizas de relámpago
y cintas que dormían en la lluvia.
No quiero que tengas una forma, que seas
precisamente lo que viene detrás de tu mano,
porque el agua, considera el agua, y los leones
cuando se disuelven en el azúcar de la fábula,
y los gestos, esa arquitectura de la nada,
encendiendo sus lámparas a mitad del encuentro.
Todo mañana es la pizarra donde te invento y te dibujo,
pronto a borrarte, así no eres, ni tampoco
con ese pelo lacio, esa sonrisa.
Busco tu suma, el borde de la copa donde el vino
es también la luna y el espejo,
busco esa línea que hace temblar a un hombre
en una galería de museo.
Además te quiero, y hace tiempo y frío.

.-Julio Cortázar-.

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Ausencia

Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.

.-Jorge Luis Borges-.

lunes, 27 de abril de 2009

El Sonido del Silencio


El Sonido del Silencio

¡La de necedades que se oyen en un ascensor! La de necedades…

Palabras vacías, huecas… (si es que llegan a palabras, ya que seguramente la crisis económica también las ha afectado; por eso escuchamos un “won” en vez del no más grato “guevón”. ¿Teoría del ahorro?, quizá.)

Luego, si llegamos a frases…parece misión imposible encontrar alguna coherente, que hilvane una sola idea decente. ¿Tanto así?, tanto así…

¿Qué cosas tan superfluas desean transmitir?, pero más aún intrigante: ¿Por qué?, ¿Cuál será el motivo? “Pertenecer al grupo” no me parece razón suficiente. Debe haber algo más. Pareciera que no se cansan, son siempre las mismas boludeces: sexo, dinero, tonterías risibles, más sexo, más dinero, moda, rumbas (e inevitablemente: caña, ligues, sexo y dinero)

Apuesto a que si por un día eliminamos todas esas sandeces y afines del vocabulario de una buena parte de la juventud que merodea por ahí, ese día habrá tanto silencio que podremos maravillarnos al escuchar el sonido -hasta entonces inaudible- de la naturaleza o incluso el del propio silencio.

"Nunca rompas el silencio si no es para mejorarlo" (Ludwig van Beethoven)

Andrea Villamizar

jueves, 19 de marzo de 2009


Corazón coraza

Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza

porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro

porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.

·Mario Benedetti·

jueves, 22 de enero de 2009


Un capítulo de mi vida…

En la vida sucede que en determinados momentos hay etapas que superar; capítulos que cerrar para dar paso a nuevos aún por descubrir.

Esa es en realidad una frase un tanto trillada, pero que no deja de ser cierta. Hoy yo debo cerrar un hermoso capítulo de mi vida que comenzó a mediados de septiembre del 2007.

La historia de este capítulo comienza en el Colegio Nazaret, un lugar que desde que entré en él por primera vez hice mi hogar. Comienza también, con los increíbles profesores que allí encontré, madres, el padre que da la misa, el personal administrativo y cada una de las señoras que mantienen este hogar siempre limpio. Pero la verdadera pauta de este capítulo la marcaron sus auténticos protagonistas; un grupo de jóvenes muchachos y muchachas de 4to año de bachillerato.

La historia de este capítulo dura aproximadamente 9 meses, qué curioso; es ese precisamente el tiempo que toma (generalmente) la génesis de una nueva vida.
Durante ese maravilloso tiempo creo haber aprendido mucho más de lo que pude enseñar, y es que había (y hay) tanto por aprender…
Pero realmente no quisiera cerrar este capítulo sin hacerles saber a los protagonistas todo lo que en un momento sentí (y que aún siento…)

Ellos me enseñaron la recompensa de muchas noches en trasnocho. Su sonrisa, su saludo por la mañana, su sola presencia fueron suficientes para hacerme olvidar el terrible cansancio que produce estudiar y trabajar al mismo tiempo. No en vano los días más felices de mi semana eran cuando venía al Nazaret.

Junto a ellos entendí realmente esa frase que J. K. Rowling escribió en uno de sus libros: “Los jóvenes no pueden saber cómo piensan ni como sienten los ancianos, pero los ancianos cometemos un grave y gran error si olvidamos lo que significa ser joven”…Bueno, aunque la verdad aún no me considero una anciana, realmente quisiera que se llevaran el mensaje de esa frase. Es probable que toda la gente que tuvo problemas con esos muchachos (me refiero al salón como grupo), hayan olvidado que alguna vez ellos también pasaron por ahí…qué malo es olvidar ciertas cosas no?!

Quisiera también hacerles saber, como dice el profe A. Esclarín que “en educación es imposible la efectividad sin afectividad”, y a lo largo de diversas experiencias lo he comprobado. Yo los quise a ellos desde un principio, desde antes de conocerlos, incluso cuando muchos me decían que serían un grupo fuerte y difícil, incluso así yo más los quería, y demostré que ahí precisamente estaba la efectividad de mi práctica profesional. Los quiero y no me cansaré de decirlo, los quiero porque los respeto desde su condición de persona, de seres humanos, y cuando uno respeta al otro, de alguna u otra manera, también lo ama.

Ya debes saberlo, mi protagonista eres tú, y al cielo elevo infinitos agradecimientos por haberte conocido; elevo también todas mis oraciones para que en tu camino jamás falte luz, y siempre encuentres gente que valga la pena en verdad, gente grande, gente hermosa, gente así de valiosa como lo has sido tú en mi vida.

“El ánfora siempre conserva el aroma del primer vino que guardó”
•Horacio•

Andrea Villamizar