"Si alguien ama a una flor de la que sólo existe más que un ejemplar entre los millones y millones de estrellas,
es bastante para que sea feliz cuando mira a las estrellas"
. Puede decir satisfecho: "Mi flor está allí, en alguna parte…"
(
Antoine de Saint-Exupéry)

sábado, 8 de febrero de 2014

Nuestra Historia



Entre gavetas, cajones y papeles dispersos me he reencontrado con el texto que les leí el día del acto de graduación de nuestro hermoso diplomado. ¿Por qué no lo subí antes? Ni idea. Vale. Nunca es tarde (o taaaan tarde). Va con el mismo cariño, pero añejado por la dulce nostalgia de lo que se recuerda con aprecio.   



            Esta es la historia de un grupo variopinto que un buen día coincidió en un mismo salón. Filósofos, cuentacuentos, maestras de preescolar, de primaria y profes de los demás niveles educativos, pero eso sí, todos movidos por una misma pasión: la lectura, y por la profunda necesidad de compartir experiencias que les permitieran crecer. 


            Desde el día en que se conocieron, emprendieron la aventura de adentrarse en los agitados mares de las letras, las palabras, los libros y la tinta (impresa o electrónica) ¡Qué maravillosa empresa!...pero por arriba no podían pasar, por abajo no podían pasar, ni modo, la tuvieron que atravesar


            Y resultó que tras ese andar y andar, recolectaron cuantiosos y valiosos aprendizajes…veamos:


            Descubrieron que la relación con las palabras de un texto es siempre cambiante y que está supeditada a las condiciones del momento presente y, por lo tanto, nunca ninguna segunda lectura será igual, ni siquiera tratándose de la misma persona (Rosenblatt). La importancia del contexto, que da piso y sustenta, resulta crucial a este respecto, pues ahora saben que las palabras cobran sentido siempre a partir de un contexto determinado. 


            Descubrieron que el sentido total de todos sus significados se ilustra con la figura del iceberg, con su punta eferente cargada del aspecto público, y su base estética repleta de aspectos privados.  


            Comprendieron que todo acto de lectura significa la lectura de la persona; que cada lector, texto y autor son aspectos de un único proceso donde cada uno condiciona a los demás mediante transacciones y que el sentido de lo que se quiere expresar no se halla exclusivamente en el texto, ni solo en la mente del lector, sino que se trata de una combinación de ambas contribuciones.


            Aprendieron que la lectura obtiene una resignificación cuando es compartida, socializada. Que debe existir una continuidad entre escritura y oralidad, porque lo escrito solo adquiere existencia cuando es convertido en discurso. 


            Tuvieron la oportunidad de dar un simpático paseo por distintos géneros literarios (líricos, narrativos, dramáticos y didácticos), lo que les permitió contemplar sus virtudes y bondades. 


            Luego, para poder “dar a leer”, con toda la responsabilidad que ello implica, pasaron a conocer los criterios para realizar una adecuada selección y evaluación de textos. Y por último, pero no menos importante, exploraron las políticas educativas de promoción de lectura y escritura, nacionales e internacionales, a fin de conocer qué se está haciendo en materia de promoción del libro aquí en el país y en algunos países vecinos.


            Todas estas experiencias cargadas de conocimientos, lograron despertar un interés reflexivo sobre las generalidades de las prácticas de lectura y escritura en el campo de acción de cada uno, de manera que a través de la ejecución de un proyecto pudieron sembrar amor por la lectura, un amor nacido del auténtico respeto por ese acto profundamente socializador, pero teniendo en cuenta, como bien señala el catedrático español José Antonio Marina (emulando al eterno Borges), que el verbo leer, como el verbo amar, no soporta el imperativo. Han de contagiar el gusto por la lectura, nunca imponerla. Tomando en consideración, además, que un lector no siempre actuará como un promotor, pero todo promotor deberá necesariamente ser un gran lector.



            Ahora bien, puede que alguien se pregunte cómo obtuvieron este compendio de saberes tan magnífico ¿…? Pues bien, resulta que los personajes de nuestra historia nunca estuvieron solos, al contrario, su camino estuvo alumbrado desde el inicio hasta el fin por las mejores luces guías que se puedan pedir, siempre atentas y dispuestas a orientar sus pasos. Con su actuar fungieron de modelos como promotoras destacables, demostrando cabalmente que para crear afición por la literatura, quien enseña debe tenerla.



            ¿Qué les queda ahora por hacer a nuestros personajes? Bueno, la verdad es que esta historia apenas si ha comenzado. El reto, convertido en compromiso, será llevar la magia de la lectura a la mayor cantidad posible de niños, jóvenes y adultos, generar enamoramiento por la letra escrita y hablada, transmitir su poder y lo que representa para cada uno de nosotros como individuo y miembros de la sociedad, teniendo presente que el hecho de que tengamos igualdad de derechos no implica que tengamos que hacer lo mismo de la misma manera, en la diversidad de experiencias está la riqueza del aprendizaje. Y si bien es cierto que existen muchos tipos de esclavitud y muchos tipos de libertad, como bien decía el astrónomo estadounidense, Carl Sagan, no podemos olvidar que leer, sin duda, sigue siendo el camino.





¡Felices y prósperas lecturas para todos!

Andrea Villamizar