"Si alguien ama a una flor de la que sólo existe más que un ejemplar entre los millones y millones de estrellas,
es bastante para que sea feliz cuando mira a las estrellas"
. Puede decir satisfecho: "Mi flor está allí, en alguna parte…"
(
Antoine de Saint-Exupéry)

lunes, 1 de noviembre de 2010

Maravillosa Realidad


He aquí una recopilación de algunos de los más valiosos aprendizajes adquiridos -o bien reforzados- durante mi estadía en la maravillosa realidad:

· A quien obra bien, le va bien; más tarde o más temprano. De igual modo y a la inversa, a quien obra mal, más tarde o más temprano, le termina yendo mal. Una variante de este decir popular se halla en las palabras de mí estimado Shakespeare: “Las malas acciones, aunque toda la tierra las oculte, se descubren al final de la vista humana”. O también en la letra de una canción que disfruto mucho: “Cada uno da lo que recibe, luego recibe lo que da. Nada es más simple, no hay otra norma, nada se pierde, todo se transforma”.

· Otro hecho notoriamente comprobado en relación con el, a veces incierto, nacimiento del mal en aquellas personas que siempre habían mostrado una conducta intachable, lo hallé en palabras de Arthur Conan Doyle, en su célebre personaje Sherlock Holmes: “Hay árboles, Watson, que, hasta cierta altura, crecen normalmente, y, de repente, comienzan a desarrollar las más extravagantes formas. Lo mismo puede verse a menudo entre los seres humanos”.

Tan cierto como lamentable eh?!

· Debemos ser actores de nuestra propia vida. Estando allí me tocó lidiar con personas de carácter muy diferente. Los encontré:

- del tipo ofensivo: de las que solo se alimentan del mero gusto por humillar y vejar a los demás;

- las de carácter mediocre: aquellas que al no poder hacer lo que quieren, tampoco quieren lo que hacen, y los resultados en estos casos son siempre tan evidentes, pues a leguas se nota cuando un trabajo está hecho con amor o por el contrario, cuando no;

- y las de carácter lisonjero: aquellas que tienen tan poco amor propio que buscan desesperadamente la aprobación y el consentimiento de los demás para todo cuanto hacen, lo cual denota, además, una terrible debilidad de espíritu.

Por otro lado (aunque lamentablemente no son de los que más abundan) las hay también:

- de carácter humilde: pues entienden que la inteligencia sin humildad no sirve absolutamente para nada;

- las de carácter afable: aquellas que comprenden y ponen en práctica el poder que reside en una sonrisa, en un sencillo gesto amable;

- y las de carácter coherente: aquellas que son congruentes con lo que piensan, dicen y hacen, porque denotan transparencia y autenticidad en todo su ser.

Pero independientemente de a quienes nos crucemos en nuestro camino, repito con vehemencia: Debemos ser actores de nuestra propia vida. En palabras de P. Coelho: "La auténtica persona humana es un ACTOR de su propia vida, no un re-actor ante lo que hacen o le dicen los demás. Actúa por sus propias condiciones, no por reacción a como actúan con él los demás.”

· La paciencia y la prudencia son dos virtudes que hay que aprender a cultivar, pero con urgencia!. La primera entendida no como una quietud del alma, de aquél que espera a que todo pase y nada le salpique. No. Todo lo contrario. La paciencia como acción, por contradictorio que parezca, pues para conseguir los resultados deseados en cualquier empresa que uno emprenda, deberá trabajar arduamente, luego, en ese trayecto irá cosechando ciertas siembras. La sabiduría radica entonces en la espera (pero a medida que se trabaja), en la espera del momento idóneo en que la cosecha brindará sus preciados frutos.

La segunda, del latín: recta ratio agibilium o justo criterio de conducta, supone conocer, reflexionar y juzgar antes de decidir. Una persona prudente es aquella que se informa, desde criterios rectos y verdaderos, de lo que hay que hacer; pondera antes de tomar una decisión, las consecuencias favorables y desfavorables para ella y los demás, y por último, actúa o deja de actuar, según lo decidido. En resumen, significa gozar de un espíritu reflexivo, de educación, respeto y amor por los demás.

Bien, pues ahí les dejo algunos de los aprendizajes más significativos que me llevo, o que refuerzo, durante toda mi estadía en aquel recinto -a modo de cámara oscura- que a bien tuvo en enseñarme tanto.

“Pues yo creo que la gratitud es una de las cualidades más grandes que debemos tener todos los humanos, ¿verdad?. De modo que entonces no me resta otra cosa más que decir sino: ¡MUCHAS GRACIAS!

Nadie te recordará por tus pensamientos secretos

Gabriel García Márquez


ANDREA VILLAMIZAR

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