"Si alguien ama a una flor de la que sólo existe más que un ejemplar entre los millones y millones de estrellas,
es bastante para que sea feliz cuando mira a las estrellas"
. Puede decir satisfecho: "Mi flor está allí, en alguna parte…"
(
Antoine de Saint-Exupéry)

jueves, 24 de enero de 2013

Pedagogus o Grammaticus



               Se supone que, como era habitual en las familias de la aristocracia, no acudió a la escuela pública y recibió en su propia casa la pertinente instrucción que, hasta los 11 o 12 años, se confiaba a un pedagogus, esclavo o liberto, generalmente griego, que cumplía el doble papel de persona de confianza, en quien se descargaba el cuidado y la vigilancia del niño noche y día, y de preceptor, proporcionándole los rudimentos de lectura, escritura y aritmética y, por supuesto, el conocimiento de la lengua griega, que desde finales de la República se consideraba esencial para la educación de un joven. El pedagogo, que sustituía al padre en su función de educador, apenas era estimado o, todavía más, se le despreciaba […]
            A partir de los 12 años de enfrentaba al niño con estudios ya un tanto especializados en manos de un grammaticus. El programa abordaba la lengua latina y la griega indistintamente y abarcaba dos partes: la ciencia del bien hablar y la interpretación de los poetas. A partir del comentario del texto se enseñaba a los niños geografía, historia, mitología, astronomía…De esta enseñanza salían los jóvenes en disposición no solo de interpretar críticamente a los poetas y prosistas sino también de componer sus poemas. Pero esencialmente esta segunda etapa de la educación proporcionaba al joven el instrumento fundamental para su inversión en la vida pública, el arte de la oratoria.  (p. 103-104)

Tomado con fines educativos de: Roldán, J. (2012). Calígula. Colombia: Intermedio Editores Ltda.